Osteopatía y Método Kyma
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Circulación sanguínea y edemas
La circulación sanguínea es un proceso vital para nuestro cuerpo. Está responsable de transportar la sangre, el oxígeno, los nutrientes y las hormonas a través del cuerpo y de eliminar los desechos metabólicos y las toxinas. La importancia de la circulación sanguínea radica en el hecho de que asegura el buen funcionamiento de todos los órganos del cuerpo al proporcionarles los nutrientes y el oxígeno necesarios para su buen funcionamiento. La sangre también transporta hormonas, que juegan un papel importante en la regulación de muchas funciones corporales, como la digestión, el flujo, el crecimiento y la reproducción.
Además, una adecuada circulación sanguínea también contribuye a fortalecer el sistema inmunológico al transportar las células inmunitarias por todo el cuerpo para combatir las infecciones y enfermedades. Una mala circulación sanguínea puede tener graves consecuencias para la salud. Puede causar problemas como dolores y entumecimiento en los extremos, problemas digestivos, presión arterial alta, coágulos de sangre e incluso enfermedades cardíacas.
Por lo tanto, es importante cuidar nuestra circulación sanguínea. Una alimentación saludable y equilibrada, ejercicio regular, dejar de fumar y manejo del estrés son algunos de los medios que pueden ayudar a mejorar la circulación sanguínea. La Circulación sanguínea también es muy importante para la osteopatía ya que juega un papel importante en la curación y prevención de enfermedades y lesiones. Las manipulaciones osteopáticas están diseñadas para estimular la circulación sanguínea y linfática, lo que permite aumentar el flujo sanguíneo hacia áreas dañadas y reducir la inflamación.
Una mala circulación sanguínea puede causar tensiones musculares y dolores crónicos. En osteopatía usamos técnicas manuales para ayudar a mejorar esta circulación y aliviar el dolor al relajar los músculos tensos que limitan el movimiento de las articulaciones. Una buena circulación es esencial para nosotros, los osteópatas para el buen funcionamiento del sistema musculoesquelético.
Edemas
Los edemas son acumulaciones anormales de líquido en los tejidos del cuerpo, lo que provoca una hinchazón. Pueden ocurrir en cualquier parte del cuerpo, pero son más frecuentes en las piernas, los pies y los tobillos. Las causas del edema pueden incluir una mala circulación sanguínea, una lesión, una infección o una enfermedad.
Las causas comunes de edemas incluyen:
Retención de líquido debido a insuficiencia cardíaca, cirrosis hepática o insuficiencia renal. Una reacción alérgica a ciertos medicamentos o alimentos. Inflamación debido a una infección o una lesión. Obstrucción de los vasos linfáticos, que puede ser debido a cirugía, radiación o infección.
Los síntomas de un edema pueden incluir un hinchazón visible, sensación de pesadez o rigidez en la zona afectada, piel tensa y brillante, así como dolor o calambres.
El tratamiento de los edemas depende de la causa subyacente. En algunos casos, los edemas pueden ser tratados con medicamentos para reducir la presión arterial o diuréticos para ayudar a eliminar el exceso de líquido. En otros casos, pueden ser necesarios tratamientos más específicos, como reducir la presión en los vasos linfáticos o manejar las alergias.
Los edemas pueden ser un signo de problemas de salud subyacentes más graves, y un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado pueden ayudar a prevenir complicaciones potencialmente graves.